2/6/07

CELEBRACION DE APERTURA

La revelación de algo oculto

Una sencilla y profunda Celebración Ecuménica abrió el Seminario, reuniendo a alrededor de 1000 personas entre los participantes y un numeroso grupo de vecinos de Viedma y Patagones que se acercaron a acompañar.

La Celebración Ecuménica de Apertura comenzó con la bienvenida de los anfitriones, haciendo memoria de los Seminarios anteriores con cartelones con puntos del país por donde pasó esta construcción colectiva de teología y sus correspondientes lemas.
Para hacer memoria y volver a las raíces, se lo tuvo presente al P. Orlando Yorio a través de uno de sus relatos
[1], donde cuenta una situación de ocultamiento y revelación por la que le tocó pasar, en la que tuvo como protagonista a una mujer mapuche. Orlando, fallecido pocos años atrás, fue uno de los fundadores de los Seminarios y quien vivió largo tiempo en Viedma cuando era el obispo local Miguel Esteban Hesayne, otro gran impulsor de los Seminarios.
En un preparado guión, los locutores fueron creando clima y presentando algunas de las ideas centrales del seminario como espacio de construcción teológica desde la vida.
El pastor metodista Peter Rochon habló de la necesidad de justicia: “La justicia es para el pobre, para el huérfano, para los olvidados, para los nadies del sistema, que son piedras fundamentales de la Iglesia de Cristo. La justicia es el alimento digno, la justicia es atención médica gratuita, la justicia es educación que promueve la vida, que enriquece el espíritu, que piensa y siente”. Otra pastora evangélica añadió en tono crítico: “Los corruptos y egoístas que habitan muchas veces espacios de poder no piensan en el bien común, no pueden dar claridad y esperanza”.
El obispo de Viedma Esteban Laxague rescató los frutos del pueblo usando la imagen del Río Negro, signo de la vida, tan cercano a los sentimientos de los habitantes de Viedma y Carmen de Patagones y presente en el logo del Seminario. “Este río, que nace en la cordillera y desemboca en el mar, se detiene en sus riberas fecundando esta vida en abundancia”. Luego hizo referencia a la necesidad de un mayor ejercicio de la ciudadanía, otra de las ideas fuertes del Seminario, y concluyó recordando la figura de Ceferino Namuncurá y Artémides Zatti como ejemplos de compromiso cristiano.
Como gesto de cierre, se vertió en un cántaro y se puso en una canasta el agua y el pan que trajeron las delegaciones desde cada uno de sus lugares. Los pastores y el obispo los bendijeron y se compartió el pan entre los participantes. Para terminar, se hizo un gran abrazo colectivo formando círculos concéntricos en torno al cántaro de agua que cubrieron por completo el estadio, bailando suavemente al ritmo de “Creo en vos y en mí, en mí en vos, en la complicidad de la ilusión…”


“La revelación de algo oculto”, del libro “Cuentos para contemplar la vida”. Orlando Yorio